Dejó dicho Alejandro Magno que si una persona consigue conocerse a fondo sabrá entonces comprender a los demás y a la realidad que lo rodea.

No sé cómo debía de ser en los tiempos del rey macedonio, pero me parece que esto de conocerse no resulta precisamente fácil en el momento histórico que nos ha tocado vivir. Lo sabemos; nos lo dicen muchos estudios, libros e investigadores del alma, pero quizá nos falta aún perspectiva como para ser plenamente conscientes de ello. El gran cambio tecnológico, económico, social y productivo que se ha vivido en los últimos años está teniendo enormes repercusiones en la forma en que vivimos, leemos, comemos, disfrutamos de nuestro ocio, trabajamos, nos comunicamos, educamos, amamos… También, por supuesto, en la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos. El contexto nos empuja a ir siempre deprisa, a distraernos y a desconectar(nos), pero hoy se sabe ya que una de las necesidades más profundas del ser humano es la de conexión. ¿Cómo conectar, pues, en la era de la gran desconexión? Y sobre, todo, ¿con qué o con quién? Los libros de Diana, cuya andadura comienza este mes, tienen el propósito de acompañar a los lectores en ese viaje apasionante. El objetivo es cultivar el autoconocimiento para comprender, tal como decía Alejandro Magno, pero sobre todo para comprenderse. Porque es ahí donde empieza todo. Solo desde ese lugar, que poco tiene que ver con el narcisismo, las recetas mágicas ni con buscar la ya tan manoseada felicidad −que casi siempre tiene que ver, por cierto, con aspectos y circunstancias externos− podremos acercarnos a nuestra verdadera esencia y nos sentiremos en sintonía con la vida.

Lo más interesante del viaje hacia el interior de uno mismo es que, a medida que vamos avanzando, empezamos a escuchar con mucha claridad lo que nos dice nuestra voz interior, esa que a fuerza de ruido quizá hace tiempo que hemos dejado de oír.

Curiosamente, las personas que toman la decisión de emprender el camino del autoconocimiento suelen darse cuenta durante el proceso de algo importante: que al cambiar sus creencias y la manera de mirar el mundo, también el mundo y sus circunstancias se transforman. Y la vida, por fin, empieza a cobrar sentido. El propósito que mueve a Diana, a sus libros y a sus autores es precisamente este: caminar al mismo paso que los lectores, acompañarles con humildad e inspirarles en la que quizá constituya la búsqueda más importante de sus vidas. Comenzamos.

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Rocío Cardona

Editora Ejecutiva de Diana

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