Maxim Madueño

Aprovechando que se acerca el día de los enamorados, me he preguntado si, como se muestra en mi novela “Mi corazón sobre la nieve” de un matrimonio impuesto, puede llegar a salir un gran y verdadero amor. Y más aún, ¿se puede perdonar una traición, incluso si esta ha sido involuntaria?

La primera acepción de la RAE para “amor” dice:

1.  Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

Preciosa definición, ¿no es cierto?

En la novela, el joven Eiren es forzado a aceptar un enlace matrimonial con un hombre que ni conoce ni ama. Su madre —la cual ha pasado por lo mismo— le comenta en un momento dado: “—Hijo mío, el amor pocas veces cuenta en los matrimonios de Estado. Eso no significa que no lo puedas encontrar; con el tiempo nadie dice que no puedas enamorar a tu esposo y enamorarte tú también de él” y eso es precisamente lo que le ocurre a Eiren a lo largo de la novela, que descubre por ese hombre un sentimiento intenso y desgarrador, y a partir de ese momento busca con intensidad en sus encuentros con él, esa unión espiritual y física que es privilegio exclusivo de los amantes.

Pronto la infidelidad muestra su fea cara y muchos lectores me han expresado que no les parece que Karos sufra lo suficiente las consecuencias de su traición a Eiren. Supongo que en cada caso es distinto, pero, ¿realmente un único error basta para perder a la persona de la cual nos hemos enamorado? Bien, estoy seguro de cuál sería mi reacción si mi marido me fuera infiel, y lo mismo estoy convencido de que les ocurre a los demás, pero, ¿es una causa suficiente para echar por tierra ese amor apenas nacido? ¿Qué pensáis vosotros?

En la novela, Eiren llega a una conclusión tras reflexionar en profundidad sobre el tema: “Sí, él quiere a Karos y Karos lo quiere a él, por qué echar por tierra algo tan mágico y único como es su mutuo amor.

La segunda acepción de “amor” según la RAE es:

2. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

Y en eso radica todo. El amor nos une, nos completa, nos da alegría y nos ayuda a crear las bases para vivir al lado de la persona a la que amamos. En definitiva, nos da la fuerza incluso para llegar a perdonar al ser amado.

Anterior

El París de las pesadillas del teniente Steiner

Siguiente

¡Celebra el Carnaval con El Mundo de Zyro!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar