El verano es un muy buen momento para volver a las fuentes, a los grandes clásicos y a los no tan clásicos cuya obra perdurará para siempre.

» Las Fuentes»

Cuando yo ocupaba el puesto de director en nuestra librería de Vigo, tuvimos la suerte de recibir la visita del Marqués de Bradomín: Carlos del Valle Inclán, el último hijo vivo de Ramón María del Valle Inclán. Espasa Calpe era la editorial de “cabecera” de su padre, mi ilustre paisano, y en la que prácticamente toda su obra había sido publicada. Como Espasa Calpe y Casa del libro van siempre juntas, Carlos del Valle Inclán se sentía parte de Casa del Libro y, aunque ya mayor, se acercó a conocer nuestra librería en Vigo. Yo, como es lógico, lo esperé en la puerta de la tienda y lo acompañé por toda las plantas, haciendo las labores del perfecto cicerone. Al final de la visita, cuando ya nos dirigíamos a la salida, y por curiosidad librera, le pregunté: “¿Carlos, a Ud  qué o a quién le gusta leer?”, a lo que me contestó de manera despreocupada, como quien se dirige a un hijo y con un cierto tono de cinismo: “¡Filliño:…a estas alturas de la vida, yo ya sólo me leo lo de Gredos!” (Refiriéndose a la mítica editorial Gredos que, en aquellos momentos, solo publicaba a los grandes Clásicos).

Pues eso quiero proponeros, que el verano es un muy buen momento para volver a las fuentes, a los grandes clásicos y a los no tan clásicos cuya obra perdurará para siempre. Hay autores a los que debemos volver porque han marcado alguna diferencia en nosotros, porque nuestra vida no sería la misma si no los hubiésemos leído, porque creyendo que los leemos, verdaderamente, son ellos los  que nos leen a nosotros.  Qué gusto cuando das con un libro así, ¿eh?

Uno de esos clásicos con mayúsculas es Stefan Zweig. Personalmente es uno de los autores escritores que más me ha marcado ya que, en mi opinión, pocos autores explican tan bien el siglo XX, o las cuestiones fundamentales de la existencia humana, o el gozo por lo bello y la cultura, o la pasión por la Historia. Cualquiera de sus relatos, o de sus ensayos históricos, o de sus biografías son auténticas joyas. Sin olvidarnos de sus epistolarios…

Pero ya que esto va de recomendar títulos, yo no me perdería Los ojos del hermano eterno (este es de esos libros que te leen). Tampoco me perdería Carta de una desconocida, El candelabro enterrado, El legado de Europa (muy a cuento en estos momentos de in-definición de nuestra Europa), El mundo de Ayer (obra capital para comprender el siglo XX), o el famoso Momentos estelares de la humanidad (maravillosas descripciones de puntos clave de inflexión de la Historia). Y por supuesto Mendel, el de los libros (la cultura, el humanismo y el conocimiento frente a la barbarie).

Alguien me dijo en una ocasión, que la filosofía es la asignatura más importante que hemos estudiado, nadie ha necesitado saber hacer una raíz cuadrada o una derivada para superar los trances importantes de la vida. Es la filosofía la que nos puede ayudar a compilar y, en malos momentos, soportar los inevitables golpes de nuestra propia existencia. Stefan Zweig estaría muy de acuerdo con mi amigo….

Buen verano y usad mascarilla, pero dejad vuestra mente libre y permeable.

Juan Carlos Febrero – Responsable venta institucional.

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1 comentario

  1. Estoy totalmente de acuerdo, sin duda el verano es el mejor momento para la lectura. Coincide muchas veces con las vacaciones, y el buen tiempo y los días largos te ayudan a poder leer en la playa, piscina, etc.
    Y lo que yo hago, es rescatar mi lista de libros a leer, y entonces tiro de ella. Y sí, a veces son libros clásicos que siempre he querido leer.

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