Tras muchas vueltas creo que el tema que os traigo hoy es bastante llamativo y algunos podréis estar más de acuerdo que otros, pero creo que este prejuicio debe de acabar.
¿Cuántas veces se ha tachado un libro de literatura por ser juvenil o romántico? ¿Os da vergüenza decir qué leéis por el qué dirán o qué pensarán? ¿Cuántas veces os han podido decir que un libro es de mujer o de hombre? O si nos vamos a los libros infantiles, ¿cuántas veces os han dicho que ese libro es de niña o ese otro es de niño?
Yo antes era así, prefería decir que no leía nada antes que decir que me estaba leyendo un libro de juvenil o que leía a autoras como Megan Maxwell o libros como “365 días”…. Pues no leer la “Odisea” o la “Ilíada” era un pecado y leer esta clase de libros era de vergüenza. Por suerte, ya me importa más bien poco lo que puedan opinar sobre lo que leo, he probado a leer un poco de todo, de muchos géneros, más contemporáneo o más clásico, pero siempre vuelvo a los juveniles o románticos, son mis favoritos y no me escondo por decirlo, lo grito a los cuatro vientos y eso es lo que todos deberíamos hacer. Pero no solo en esto, si lo que prefieres son libros religiosos, libros sobre plantas, sobre sexología, sobre ocultismo… Somos libres de leer lo que más nos guste, sin tener que escondernos, ¿cuándo se decidió lo que era literatura buena y literatura mala? Nadie, eso es como cualquier prejuicio que podemos tener por la sociedad en la que vivimos, son sinsentidos que por suerte a día de hoy cada vez se van viendo menos, aunque todavía viene gente a la librería y me pregunta por algún libro con la boca chica o sin saber cómo hacerlo, pues eso debería de dejar de existir. Los libros no tienen personalidad, sexo o categoría más allá de la que podamos darle para organizarlo. Todos los libros son igual de buenos o de malos, ya dependerá de la pluma del autor o autora que podamos decir que un libro sea mejor o peor, o que os guste más unos temas que otros.
Un libro muy polémico en la literatura prácticamente desde que salió es “Lolita” de Vladimir Nabokov, un libro que solo por esa polémica me genera mucha curiosidad, o algún libro de juvenil que está ahora tan de moda, como puede ser los de la colección “After” de Anna Todd. Pero precisamente esa polémica es lo que más curiosidad genera este tipo de libros a la sociedad. ¿Cuántas veces al comentar algún libro que os ha encantado os encontráis con personas que opinan justo lo contrario? O puede darse también el caso contrario.
Hace unos años no nos podríamos haber imaginado que un libro de juvenil llegaría a nuestro top de ventas y a día de hoy casi que es permanente alguno de estos títulos. O el mundo del manga, ese conjunto de libros que se leen del revés y están repletos de dibujitos… Pues es otra categoría de libros que a día de hoy recoge a muchísimos lectores (me incluyo entre ellos), lectores que disfrutan muchísimo con este tipo de libros y que tenemos la suerte de ir aumentando en nuestro catálogo. Estos libros japoneses que cada vez captan a más lectores son también libros y literatura, junto con las novelas gráficas que también están aumentando cada vez más con títulos tan grandes como “La ruta infinita” de Calvo Poyato o “Morder la manzana” de Leticia Dolera.
Con todo esto pretendo abriros los ojos, que veáis que el mundo de la literatura no es blanco o negro, no hay temáticas buenas o malas, hay libros buenos o malos, autores que nos puedan gustar más o menos, pero no podemos generalizar en este mundo tan lleno de libros y de gente con gustos tan dispares, pues como se suele decir, cada uno es de su padre y de madre, por lo que no debemos juzgar, ser más abierto y sobre todo animar a todos a decir abiertamente qué leen, qué género les gusta más, ser valientes a la hora de defender nuestros gustos literarios y así descubrir que no somos tan pocos como nos creíamos en un principio. Creemos buenos clubs de lecturas donde poder debatir estos temas que tanto nos apasionan, argumentar por qué un libro es mejor que otro, qué autor tiene una pluma maravillosa o qué novedad no ha sido lo que esperábamos, pero siempre desde el respeto.
Rosa Fernández de Casa del Libro Córdoba
