Atocha_1977

La mayoría de la gente se sorprende mucho cuando les cuento que he dedicado estos últimos cinco años a documentarme y escribir primero un guión, y luego una novela, sobre lo acontecido el 24 de enero de 1977 en la madrileña calle Atocha.

Les choca que alguien de mi edad, nací en 1981, se interese por un episodio tan concreto de nuestra historia reciente. Incrédulos me dicen –Pero si ni siquiera habías nacido-.

Y al decírmelo, aunque contaba con la intuición que me empujó a meterme en este proyecto, no les sabía argumentar un por qué. Hasta que en pleno proceso de escritura, Antonio, el personaje mayor que encarga al joven David la investigación del caso, da una explicación que creo es tan válida para David, como para mí mismo.

Y es que escribir Atocha 1977 ha sido una aventura, tanto por el reto y emoción de escribir un thriller; como apasionante y revelador al sumergirme en un acontecimiento dolorosamente real. Un proceso creativo que iba paralelo y asociado a mi propia investigación del caso.

Me permito la licencia de poner tal cual las palabras del personaje Antonio. Y es que aunque suene a tópico, es cierto que a veces los personajes hablan “solos” y revelan cosas que no tenías pensadas/planeadas, pero que apuntan a la esencia o motivación inconsciente que propició que se teclease la primera palabra de una historia.

– ¿Y por qué ahora? ¿Por qué lo has desenterrado ahora?

– No sé. Es el momento.

– No me vale. ¿Por qué justo ahora?

– Porque en el periódico gustó el tema de la transición y…

– Mentira. ¿Por qué justo ahora?

Antonio sonrió a David, le gustaba picarle, buscarle las cosquillas, provocarle y hacer que saltase de su acomodado asiento. Sabía que la vida de David fluía en su interior, escondida, de manera mucho más fulgurante de lo que aparentaba por fuera. Era muy diferente a su padre, pero no podía ser hijo de nadie más.

– Creo que una de las enfermedades más grave que retrata este tiempo es el Alzheimer, no saber quién eres, de dónde vienes, creer que todo se acaba de inventar… Y cuando hablo de olvido y memoria no hablo de los eslóganes políticos. Cuando hablo de memoria, hablo de ti. De haberte visto crecer sin saber quién es tu padre, qué hizo, quién fue… Quién eres. Y como tú, muchos más, herederos de los abogados de Atocha, hijos de una libertad y de un tiempo que ignoran. Así, que si te vale de respuesta, hay que hacerlo justo ahora, por ti: porque te has hecho mayor y yo viejo.

Así, al igual que mi generación, los protagonistas de Atocha 1977 ni siquiera habían nacido cuando se produjo la matanza. Pero es justamente ese uno de los diferenciales que hace más auténtica y cercana a la historia.

Revisar unos acontecimientos, una época, a través de unos personajes que no habían nacido aún. O mejor dicho: que justo nacieron en ese momento.

Ver cómo los “hijos” de aquel tiempo han madurado y cierran un círculo. Un caso abierto, aparentemente ajeno, que les termina tocando profundamente. Al igual, espero, que al lector de casa del libro, de Tagus.

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