Aliado es definido por la Real Academia de la Lengua como “aquel al que nos unimos para alcanzar un mismo fin”, añadiendo también nuestro diccionario “para fines políticos o militares”. No es por lo tanto un adjetivo amable y el matiz de fuerza siempre ha rondado a esta palabra. ¿Es correcto utilizarlo para un libro? ¿No se debería haber optado por un descriptivo más… amable? Pues sinceramente, creo que hace un año habríamos elegido otra definición; tal vez hubiéramos hablado del libro práctico, o interesante, o instructivo… Todas ellas definiciones muy edificantes y políticamente correctas. Pero, señoras y señores, estamos ya en la década tercera del siglo XXI y creo que no hay ninguna persona en este planeta que piense que el suelo por el que pisa es firme y que el mundo que nos prometía esté asegurado. Lo que creemos saber, en quién se puede confiar o qué debemos hacer en nuestra rutina diaria es puesto en duda de manera sistemática cada mañana. En este año han desaparecido gran parte de nuestros mitos y, lo que es peor, parece que por ahora somos incapaces de crear nuevos.

Hace doce meses no dudo que habríamos llamado a este nuevo número de la revistael libro amigo” o “buenos propósitos” pero hoy lo que todos necesitamos no es ni un amigo ni un propósito, sino es un buen y fiel aliado. Los libros llevan con nosotros miles de años, nadie ni nada ha podido con ellos y creedme, puestos a buscar un aliado, ellos son los más fiables de todos. En este 2021 necesitamos apuestas seguras y los libros lo son, hagamos nuevos aliados.

Ignacio Ugalde Muelas

Jefe de Producto de Humanidades Casa del Libro

Anterior

Libros cocinados entre fogones reales y bares clandestinos

Siguiente

Te recomendamos «Hamnet» de Maggie O’Farrell

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar