Las arrugas del tiempo

La historia es una disciplina que siempre me ha fascinado. Poder revivir aunque solo sea en la imaginación momentos cruciales de la historia de España me parece algo sublime. Conocer y analizar el pasado nos brinda la oportunidad de conocer y entender el presente, por qué y cómo hemos llegado a ser lo que hoy somos. Y sobre todo nos hace conscientes de que hay ciertos aspectos del pasado que no se deberían de volver a repetir. Este es uno de los motivos por los que decidí escribir Las arrugas del tiempo. Una novela que abarca toda una vida, la de Carmen Decano, personaje ficticio que vivió las dos dictaduras del siglo xx, la Guerra Civil y la posguerra.

Los personajes son ficticios, la familia Decano-García solo existe en mi imaginación, pero todos los hechos, las vivencias y anécdotas, así como los lugares y paisajes que describo en la novela son verídicos. Verdaderas historias de muchas familias de Granada que vivieron en aquellos aciagos años y que he tenido la suerte de escuchar por boca de personas que las vivieron, o bien leer en la mucha bibliografía que utilicé para documentarme lo mejor posible sobre el tema.

Guajar-Faragüit y Armilla son los escenarios principales donde a la protagonista le suceden los momentos más felices, pero también los más tristes de su vida. Su elección no es casual, tiene una razón: yo nací y pasé mi infancia en Granada, pero Armilla es el pueblo donde crecí y viví hasta que me casé, por lo que lo conozco muy bien; Guajar-Faragüit fue el pueblo donde nació mi abuela materna y la mayoría de mis tíos, ellos fueron, principalmente mi tía Virginia, quienes me contaron muchas de las desgracias que allí y en otros lugares de la comarca ocurrieron en aquellos años. También aparecen otros lugares como son Palma de Mallorca y Núremberg, resultado de la necesidad de emigración que se vivió allá por los años 40 y 50 en nuestro país.

Aunque sea una novela que narra ciertos aspectos de la historia a partir de sucesos reales, no deja de ser ficción porque no todo en Las arrugas del tiempo es real: los personajes son ficticios y muchos pasajes o anécdotas también lo son. Digamos que he aprovechado una parte de la historia de España verídica y los vacíos los he rellenado con mi imaginación. Y esto es así, porque si no, no sería una novela, sería un tratado de historia.

Así es como nació Las arrugas del tiempo, una novela con la que he disfrutado escribiendo. Ahora, espero y deseo que vosotros, lectores, disfrutéis leyéndola.

Puedes conseguirla por 3,99€ aquí.

 

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