Letargo

Más allá de ‘Letargo’, Divano -la saga al completo, con sus cinco novelas- supuso para mí un desafío por romper en cierto modo con todo aquello que había venido escribiendo hasta el momento. Fiel apasionada de la fantasía épica, ubicada en escenarios más medievales y con elementos puramente fantásticos, ‘Divano’, con origen en ‘Letargo’, se trasladaba a un mundo actual y con ese plus añadido de mezclar la fantasía con la realidad; hechos y vivencias de lo más imaginativos con dudas y cuestiones tan humanas y reales como las que va presentando Tayra, su protagonista, a lo largo de la novela.

Otro de los grandes desafíos de ‘Divano’ venía dada por su extensión. Las situaciones puntuales que se van dando a lo largo de las novelas se iban creando, por lo general, sobre la marcha -soy muy de improvisar y de dejarme llevar por lo que dictan los personajes en cada momento- pero sí había hechos puntuales que tenía en mente y a los que debía ir llegando a través de un hilo argumental que se hiciera ameno y deseado y no largo y tedioso. Y creo que eso es algo que se consigue en ‘Letargo’, que el lector quiera más.

Otro de los componentes a destacar en la novela es, evidentemente, la historia de amor entre Alex-Tayra-Deos. No se trata de un triángulo amoroso al uso, como el de muchas novelas donde la protagonista no se decide entre uno y otro, sino que es algo mucho más complejo por la situación de cada uno de los tres protagonistas principales. Y digo principales porque, de alguna forma lo son pero no hay que olvidarse tampoco de esos “secundarios” que están ahí, con los que también resulta fácil encariñarse y cuyas historias nos irán atrapando poco a poco. Porque si algo descubrirá el lector es que en ‘Letargo’, es difícil hablar de ‘secundarios’ en el estricto sentido de la palabra.

Un triángulo que no es triángulo y un ‘ángeles vs demonios‘ que tampoco es la típica guerra entre unos y otros. ‘Letargo’ nos mostrará aspectos que dotan de una mayor complejidad al conflicto, sacándolo de la idea del Cielo contra el Infierno. Esta es una guerra condenada a perpetuarse pero aquí, el ‘quid’ de la cuestión no es lo que es, sino lo que no es o lo que no debe ser (lo entenderéis, no os preocupéis).

¡Ah! Rápida mención también a Deos, el divano. No es él quien narra la acción pero si Tayra logrará despertar la empatía de los lectores, este particular angelito cautivará a más de una e incluso me atrevo a decir que a más de uno. Además, es su raza la que da nombre a la saga y por tanto, merece mención especial.

Y por último, hablar también de todo lo concerniente al mundo de Etérea; será algo que el lector conozca en profundidad más adelante, si decide seguir apostando por la saga pero la cantidad de razas, mundos y leyendas creadas no dejarán indiferentes a nadie y es que el mundo de lo divino dista mucho de ser ese idílico cielo que imaginamos. Como difícil de imaginar será, a buen seguro, el final abierto de ‘Letargo’, con algo que -creo- impactará al lector y le sorprenderá.

En definitiva, una novela que no ahorrará dudas, anhelos, giros inesperados, sonrisas y alguna que otra lagrimita. Los más aventureros tendrán su dosis de luchas, conflicto y enigmas; los más románticos, su particular parcela amorosa; todo ello, alejado de tópicos y de ideas más sencillas. Una novela, para mí, especial, diferente y única con la que he disfrutado muchísimo. Ojalá logre transmitiros, al menos, la mitad de lo que yo he sentido creándola.

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