Marta, una de nuestras socias embajadoras, nos habla en esta entrevista sobre novela histórica, su género favorito. La narrativa histórica le permite viajar en el espacio y en el tiempo y poder recrear otras épocas en su mente. Además Marta en esta entrevista nos recomienda novelas históricas, que debes leer si te apasiona como a ella este género.

Desde que tengo consciencia soy amante de la lectura y la verdad es que me he ido moviendo entre diferentes géneros literarios, pero sin duda alguna, mi género predilecto es la novela histórica porque creo que es la única fórmula existente en el mundo que te permite viajar en tiempo y espacio. Me apasiona trasladarme a otras épocas a través de las palabras y para mí, los mejores libros son aquellos que retratan un espacio y un tiempo de una manera tan sumamente detallada que eres capaz de recrearlos en tu mente. Un ejemplo claro de lo que digo es Papel y tinta de María Reig, donde nos traslada al Madrid de los años 20 a través de la figura de Elisa, una joven inconformista que desea ser periodista. Lo hace de tal manera que el relato te traslada hasta una Plaza de Callao o una Puerta del Sol transformadas por el paso de los años y realmente te ves allí formando parte de la historia.

De hecho, si tengo que elegir, dentro del amplio rango de la novela histórica, me gustan especialmente las novelas ambientadas en esa época y en ese lugar, en el Madrid de la primera mitad del siglo XX. De alguna manera, la lectura de este tipo de libros, donde además la gran mayoría están inspirados en hechos reales, me ha ayudado a conocer algunos detalles de la historia de nuestro país que desconocía, como por ejemplo La mujer sin nombre, de Vanessa Montfort, donde saca a relucir la figura de la que fue la primera, y desconocida, dramaturga española, María Lejárraga. Además, en esta novela se dan cita artistas de la talla de Juan Ramón Jiménez, Manuel de Falla o Federico García Lorca, amigos y personalidades que formaron parte de la vida de esta desconocida escritora. El hecho de encontrarte no solo con lugares que conoces sino también con personajes conocidos, de alguna manera hace que el relato aún te cale más, y además, se proyecte como una película en tu mente; y como decía, te sitúa, te alecciona y saca a la luz detalles y relatos desconocidos por la mayoría de gente. Este tipo de novela acostumbra a ser de ritmo trepidante y de aquellas que te enganchan desde la primera página, y eso me encanta.

También es cierto que otro ramo de la novela histórica por el que tengo predilección es todo el que embarca la Segunda Guerra Mundial y los campos de concentración Nazi. Pienso que los libros sobre este episodio histórico que muchos querrían borrar del timeline de la historia universal son necesarios para tomar conciencia de todo aquello que no se debe volver a repetir. Si bien hay quién me llama sádica por leer sobre este tema, muchos de ellos son relatos de supervivencia que te ayudan a darte cuenta que muchas veces nos quejamos por puro placer y que, si miles de personas han superado cosas más duras, como el Holocausto, nosotros podemos superar lo que sea. De hecho, la doctora Edith Eger, superviviente de Auschwitz ha enfocado sus libros en esta línea, en especial el segundo de ellos, En Auschwitz no había Prozac, donde habla desde su perspectiva como superviviente de un campo de concentración (donde obviamente, no había Prozac) sobre temas como la culpa, el perdón o las relaciones humanas, que tan complejas son. No es un libro de autoayuda, es un volumen que te lleva al conocimiento y, sobre todo, a la reflexión alrededor de la supervivencia; y muchas de las novelas de este periodo histórico toman este punto de vista que creo que es muy interesante.

Por otro lado, debo reconocer que, aunque la novela histórica sea mi género literario predilecto por esa cosa tan especial que tiene de hacerte viajar en espacio y tiempo, leo de todo, sobre todo cuando entro en una Casa del Libro y me pierdo escogiendo entre miles de títulos. Crecí leyendo las aventuras de Tintín y las sigo releyendo casi cada verano. Creo que Tintín es uno de los personajes que más me ha marcado y me ha inspirado, porque, al fin y al cabo, él es periodista; como yo, que tengo formación en comunicación y audiovisuales. Y su manera de ser, su espíritu aventurero y emprendedor, siempre con ganas de moverse de un lado a otro, es algo que se refleja en mi personalidad. Además, las aventuras de Tintín también tienen un trasfondo histórico, y en ocasiones reivindicativo, que en parte también se relaciona con lo que ahora más leo.

Y finalmente hay dos autores, que no sabría enmarcar en un género concreto, pero cuyas novelas nunca faltan en mi estantería y forman parte de mis títulos preferidos. Son Haruki Murakami y Paul Auster. Leí a ambos autores hacia el final de mi adolescencia y en aquel momento “Tokio Blues” y “Invisible” me marcaron muchísimo por el tipo de historia que explicaban. Hace un par de años releí ambas novelas y las sentí de una manera muy diferente a como lo hice la primera vez. Tanto Murakami como Auster tienen una magia especial que no se puede explicar con palabras y que hacen que sus libros sean únicos. Eso sí, os recomiendo mucho plantearos el reto de leer a Auster en versión original. Y es que de la misma manera que la novela histórica me traslada a un tiempo y espacio pasados, leer a Auster en inglés hace que sienta que lo estoy leyendo desde el mismo Brooklyn.

Y hablando de géneros literarios favoritos… ¿Cuál es el tuyo? ¿Te limitas a uno solo o vas picoteando?

Marta Arjona, Socia Leyenda de Casa del Libro.

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