Matrícula de Honor

Admitámoslo. ¿Quién no se ha sentido alguna vez atraída por un profesor a lo largo de su vida? Seamos sinceros, pocos son los que no lo han hecho. Eso de pensar “qué guapo, por favor”, o “está para comérselo”. 

¿A cuántos no le ha dado rabia en ese momento la diferencia de edad? ¿O simplemente esa distancia insalvable que existe en la relación profesor-alumno?

Pues bien. Durante mi última época de exámenes en la universidad, estaba tan desesperada leyendo apuntes durante horas y horas seguidas, encerrada en la biblioteca, que pensé que si no hacía algo diferente iba a gritar de desesperación.

Debido a donde me encontraba solo tenía dos opciones para despejarme un poco la mente; leer (que era lo que llevaba haciendo durante todo el día), o escribir. Así que me decidí por esto último. Pero no se trataba de escribir nada extremadamente profundo o elaborado. A fin de cuentas, la finalidad de aquello era relajarme durante un tiempo.

Así que empecé a crear una historia tomando elementos, lugares y circunstancias de las que en ese momento estaba rodeada. Una facultad, alumnos, profesores… y exámenes. 

Debo admitir que el primero en emerger en mi imaginación fue David. O, mejor dicho, sus ojos. El resto se fue creando a su alrededor; sus atributos físicos, la complejidad de su mente y su indomable temperamento. Me pareció un personaje tan poco accesible que necesitaba alguien que consiguiera penetrar en él… pero no del modo habitual, supongo. Así llegó Helena, con más carácter del que alguien como David podría manejar en determinadas circunstancias.

Pero, para ser honesta, admito que -por mucho que me gustara David-, estoy realmente enamorada de los personajes secundarios, especialmente de Julia y Livia. Son tan absolutamente… genuinas, a falta de otra palabra. Las adoro. Aunque compadezco enormemente a Helena por tener que aguantar a las dos, sobre todo si es al mismo tiempo. 

Matrícula de Honor es una historia de amor, sí, pero no únicamente de un amor romántico -aunque de eso hay, y de sobra-, sino que es una historia de amor familiar y amor entre amigos, con sus más y sus menos, como debe ser. 

He intentado que sea también una historia divertida en ciertos puntos, y emotivas en otros tantos. Creo firmemente que la diversidad de sentimientos despertados en una lectura refleja el valor de la misma, la cual puede ser diferente para cada persona, claro está.

Así que si te gusta que los libros tengan algunas o varias características de las que acabo de describir, te invito a que conozcas a David, a Helena y a muchos más en “Matrícula de Honor”. De un modo u otro, no te dejarán indiferente.

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