Querido lector:

Con Los asesinos del emperador y  Circo Máximo hemos vivido juntos a la Roma de Trajano. Y volveremos a ella, pero entretanto te propongo un viaje a los misterios que hay detrás de muchos de los grandes escritores y escritoras de la historia de los libros. Muchas grandes obras se han hecho entre sangre y enigmas: ¿Qué ocurrió en el trigésimo duelo a pistola de Pushkin? ¿Asesinaron a la maestra de las novelas de crímenes, a la mismísima Agatha Christie? ¿Dónde nace el mito de Drácula? ¿Qué autor fue condenado a muerte por tres emperadores diferentes? ¿Qué escritora tenía pánico a salir de su habitación y permaneció en ella toda su vida? ¿Qué autora escribió contra reloj, desesperada, para intentar salvar la vida de su hija? ¿Lo consiguió? ¿Existe un premio nobel de literatura de Cuenca? ¿Es cierto que La Eneida o La Divina comedia estuvieron a punto de perderse para siempre? ¿Se reencarnó Shakespeare en un poeta del siglo XX?

Éstas y otras muchas preguntas encuentran respuesta en La sangre de los libros, el nuevo viaje por la historia que te propongo: suicidios, asesinatos, duelos a capa y espada o a pistola, eutanasia, agorafobia extrema, eclipses, vampiros, dagas ensangrentadas, gente desaparecida misteriosamente en medio de la noche y hasta el implacable VIH se pasean por las páginas de este libro que te descubre los momentos más oscuros y difíciles de muchos genios de la literatura. Algunos pudieron superarlos y otros fueron engullidos por el devenir de unos acontecimientos que escapaban a su control. Pero todos ellos, escritores y escritoras, se enfrentaron con valentía a las miserias de la vida y nos regalaron unas obras maestras escritas a sangre y fuego.

Quevedo, Calderón, Lope, Séneca, Virgilio, Víctor Hugo, Petrarca, Bécquer, Stevenson, Charlotte Brontë, Cicerón, Isaac Asimov, Edgar Allan Poe, Voltaire, Blasco Ibáñez y un sinfín más de autores te harán vibrar con sus historias de forma que cuando termines La sangre de los libros iras a su encuentro. No seré yo entonces quien te detenga. Este libro no es el final de sus historias, sino un nuevo principio.

Un fuerte abrazo,

Santiago Posteguillo

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