Al diablo con las vacaciones ok

A quien pregunte por qué o para qué debería leer este libro le contestaré con solo cinco palabras: «para pasar un buen rato».  Sé que sería muy pretencioso por mi parte pensar que esta obra hará desternillarse a todos aquellos que la lean, pero sí creo que por lo menos va a arrancarles una sonrisa y les hará pasar un rato agradable con una trama divertida, sin complicaciones y un tanto delirante. Porque en estos momentos humor es lo que necesitamos para olvidarnos al menos durante unas horas de los problemas cotidianos que nos acosan y de la cadena de malas noticias con la que desgraciada e inevitablemente nos obsequia la prensa diaria. Al Diablo con las Vacaciones es uno de esos libros para llevarse a la piscina, a la playa o para leer mientras viajamos en tren o metro, que combina enredo, misterio y un poco de fantasía con un final feliz… ¿Qué más se puede pedir?

¿Cómo se me ocurrió Al Diablo con las Vacaciones? Pues precisamente estando de vacaciones en un hotel de veraneo frente al mar. Al observar al resto de los huéspedes al sol, comiendo y bañándose recordé un cuento largo que había leído hace mucho tiempo y, lentamente, fui hilando la historia en mi cabeza de lo qué sucedería si allí apareciesen los pecados capitales encarnados en humanos. Después, al visitar una cueva de origen volcánico de la isla de Lanzarote, imaginé el infierno tal como lo describo en el libro y como cuentan que exclamó Arquímedes: ¡Eureka! Todo el argumento se formó en mi cabeza y comencé a escribirlo en cuanto regresé a casa.

Para mí es un libro muy especial porque se trata de la primera historia larga que he escrito después de muchos años escribiendo relatos que han terminado borrados o en un cajón. La idea en principio fue simplemente un cuento de humor, pero a medida que iba avanzando se alargó y los personajes cobraron vida propia –algunos de ellos como la soberbia y la envidia incluso demasiada, llegando a convertirse en los auténticos protagonistas–. Además,  surgió la idea de hablar del infierno en presente, como un lugar que existe y donde se pueden encontrar cráteres humeantes, túneles y cavernas. Poco a poco fui creando un mundo en el que el diablo y los pecados capitales son tan humanos como los lectores, con sus debilidades, errores y defectos. ¿Cómo se explica, si no, que el diablo sea como muchos jefes? ¿O es que acaso nadie ha visto en su vida a una secretaria más eficiente y mejor enterada de cómo funciona una empresa que el propio director?

Puede que algunos se pregunten qué hace distinto Al Diablo con las Vacaciones del resto de los libros de humor. Creo que son muy pocos los que logran hoy día escribir una obra con un argumento realmente innovador. Lo que sí creo es que aún se puede contar una historia de forma diferente o dotarla de un toque personal. No quiero decir con esto que haya descubierto la piedra filosofal, porque no lo hecho, pero sí que este libro combina algo muy difícil de conjuntar: enredo, intriga y fantasía. Estos tres elementos no se encuentran con frecuencia juntos en el género del humor, fundamentalmente en lo tocante a la fantasía. Eso es lo que quizá distinga esta obra de la mayoría de las que el lector encontrará en la sección de humor. Y espero que la disfrute.

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