Algunas personas me preguntan algo sorprendidas y también, por qué no decirlo, decepcionadas, por qué he publicado mi primera novela («Un pequeño paso para el hombre«)  única y exclusivamente en formato digital. Amantes del papel (o del libro tradicional) que consideran la edición digital literatura de segunda división.

Sirva este post como respuesta a todos ellos. En primer lugar diré que uno publica donde le dan la oportunidad. Soy el primer interesado en que se hubiese publicado en digital, en rústica, en bolsillo y en todos los formatos que puedan existir, porque uno lo que desea es llegar a los máximos lectores posibles. Sin embargo, estoy muy agradecido de que un sello de la importancia de Ediciones Tagus (el sello digital sin DRM de Casa del Libro) haya confiado en mi obra para inaugurar su andadura.

Foto: David Vicente Valentín

Aun así, comprendo la defensa a ultranza que algunos hacen del papel. Yo también soy un enamorado del papel y un lector enfermizo que además casualmente también he sido dueño de una librería y que creo que la existencia de las librerías, de los libros y de los libreros (no de los vendedores de libros) es fundamental.

 Provengo de la cultura del papel y creo que el libro es un objeto maravilloso que posee una belleza en sí mismo imposible de igualar por un lector digital. Pero romanticismos al margen, la literatura es el arte de juntar palabras para contar historias o provocar sensaciones, no el arte de pasar páginas. Cuando esas palabras han sido unidas de una manera especial es cuando se producen todas esas sensaciones, las leas donde las leas.

Es más, desde que el ordenador se impuso a la máquina describir, el 99% de los escritores juntan sus palabras en un archivo de Word o, lo que viene a ser lo mismo, en un formato digital. Eso, lejos de perder romanticismo a la hora de concebir sus obras (pues ya no oyen el golpeo de las teclas de la vieja Underwood, ni el sonido del carro al cambiar de línea, o ni siquiera se manchan de tinta los dedos al mojar la pluma en el tintero), les ha facilitado mucho la vida y no les ha convertido en peores escritores.

La literatura es tan grande que ha existido con anterioridad a ese libro que algunos veneran y seguirá existiendo dentro y fuera de ese libro (que nunca desaparecerá, dicho sea de paso) porque el hombre tiene una necesidad de contar y recibir historias (ya existía la literatura oral cuando ni siquiera existía la palabra escrita).

En todo caso, el debate entre el libro digital y el libro tradicional me parece un debate ajeno por completo a la literatura y que responde más a intereses comerciales. Debate que, dicho sea de paso, fomentan principalmente los defensores del papel. Permitidme la broma y la metáfora, me recuerda a los defensores de la familia tradicional que salen los domingos a manifestarse a la plaza de Colón para intentar convencernos a todos de que el único modelo de familia posible es el suyo. Si alguien quiere casarse y tener hijos porque cree que si no lo hace no es una familia, estupendo, si alguien adopta otra opción, pues estupendo también. Igualmente, si alguien cree que no es posible disfrutar de la literatura si no está dentro de un libro tradicional, estupendo, pero si no es así, estupendo también.

Foto: David Vicente Valentín

Pero es que además todos leemos en formato digital (el mundo evoluciona y casi ninguno somos ajenos a él para bien o para mal): blogs, críticas, reseñas, periódicos, etc. Decir que una novela es menos literatura por estar dentro de un formato digital, es como decir que las críticas que alguien hace dentro de una página web son menos acertadas porque no están dentro de una revista literaria de papel. O que la información dentro de un periódico es menos veraz porque se encuentra dentro de un medio on line.

Lo importante, a mi entender, es fomentar la lectura y que la gente lea. Yo, por mi lado, intento disfrutar de la literatura la encuentre donde la encuentre, sin renunciar ni demonizar ningún formato, ya sea tradicional o ya sea digital. Estoy seguro que la literatura se siente muy a gusto en ambos sitios y no está enemistada con ninguno de ellos. No seamos nosotros los que le busquemos enemigos imaginarios.

Firmado: @Davidvicentev

Más información sobre el autor en: El cazador oculto

Anterior

Casa del Libro te lleva 'con la música a otra parte'

Siguiente

Donde lo imposible puede ocurrir: "Primer verano en Piedras Verdes"

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar