libros-cajita-felizApenas el año pasado, la famosa y multinacional cadena de hamburguesas McDonalds, anunció un innovador programa para el fomento de la lectura infantil. La idea era que en lugar del juguetito, la famosa, y muy solicitada, Cajita Feliz, tuviera un libro. Y quien se imaginara que todo pintaba para un desastre, porque pocos serían los niños que prefirieran las letras a los juguetes, se equivocó diametralmente. Los Mclibros fueron un éxito rotundo en los países en los que fue instrumentado.

Meses después, la cadena anunció que en conjunto con Kobo y WH Smith, distribuiría eBooks y libros impresos en el Reino Unido. La cifra a la que quería llegar McDonalds parecía muy alta: 15 millones de ejemplares. Y al igual que en la primera iniciativa con la Cajita Feliz, casi nadie auguraba que se alcanzaría la meta. El resultado, nuevamente, ha sorprendido a todos: 22 millones de eBooks y libros impresos fueron distribuidos en menos de un año.

22 millones de ejemplares en ese período podría sonar a todo un récord, sin embargo comparado ese mismo lapso con algunas de las principales tiendas on line, no tiene suficiente resonancia. Pero haciendo el mismo símil con algunas pequeñas librerías, sobre todo de algunos estados de México, esa misma cifra se escucha espeluznante. Seguramente cualquiera de ellas querría haber vendido la décima parte.

Más allá del éxito de esta cadena de comida rápida, la gran enseñanza que parece dejar esta iniciativa es el replanteamiento de las estrategias de la gente de la industria editorial para llegar a un público mucho más amplio.

Deberíamos plantearnos el tener libros (ya sea digitales o físicos) en espacios no usuales para éstos. Metro, autobuses, parabuses, restaurantes, parques, etcétera, podrían ser lugares perfectamente habilitados para que la gente comprara y leyera a libros y autores clásicos o populares.

Imaginemos a toda una familia que decidió ir al Bosque de Chapultepec, por ejemplo. Por medio de códigos QR impresos en vinilos y pegados temporalmente a algunos árboles o postes, una familia con smartphones podría tener acceso a los capítulos gratuitos que casi todas las editoriales otorgan de manera gratuita de manera on line. Una vez descargados éstos, podrían decidir en ese momento la compra del libro completo o la descarga de todo un libro gratuito (en el caso de mx.casadellibro.com es de más de 38,000 libros gratuitos). Esta hipotética familia no necesitaría trasladarse para entrar a un librería física.

Ya McDonalds,¡una cadena de comida rápida!, ha puesto el ejemplo de manera puntual y exitosa. Los miembros de la industria editorial, promotores, instituciones educativas y lectores comprometidos, en general, deberíamos pensar en muchos más espacios en los que las letras podrían tomar por asalto y tratar de que los libros sean en sí mismos una cajita feliz.

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