El próximo mes de octubre se estrena la nueva película basada en el gran clásico de la ciencia ficción Dune.

En 1965, Frank Herbert alumbró la mejor saga de ciencia ficción jamás escrita: Dune. Y no hablo por hablar. Este género ha llenado de emoción muchas horas de mi juventud y madurez lectora. Desde mis primeras lecturas de Asimov (Ojo, que se viene serie potente sobre la “Fundación”) hasta el genio de Ray Bradbury, pasando por Arthur C. Clarke , Frederik Pohl o Stanislaw Lem. “Fahrenheit 451” es, de hecho, una de mis dos novelas favoritas del género. La otra es la que quiero proponeros en este artículo.

Recomendaros leer Dune es como recomendar a un melómano escuchar el “Tannhauser” de Wagner, “El Mesias” de Händel o el “Requiem” de Mozart. Una experiencia lectora de la que ya no se sale igual. El universo que Frank Herbert nos propone es cautivador desde su planteamiento inicial. Un mensaje ecologista, conflictos políticos (geopolítica se llama hoy) entre potencias rivales, la lucha por conseguir recursos escasos, un planeta, Dune, desértico y fascinante, la existencia en él de una sustancia que permite a los navegantes espaciales plegar el espacio y el tiempo, unos pobladores fanáticos con un halo irresistiblemente místico y revolucionario y la profecía de un Mesías que vendrá a liberarlos.

Herbert no busca en su novela que veamos atacar naves en llamas más allá de Orión, ni ver rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhauser. Su novela nos habla directamente de problemas que llevan décadas acuciando a la humanidad: la escasez del agua o del petróleo, el fanatismo religioso como arma o la ecología. A la vez que del equilibrio de poder entre potencias. La novela fue y es así, tremendamente actual.

No tardó el cine en intentar morder tan apetitoso plato. Quien lo llevó por primera vez a la pantalla fue David Lynch en 1984. El resultado fue catastrófico. Las disensiones entre el excéntrico Lynch y el productor De Laurentiis desembocaron en un rodaje caótico. El resultado fue una adaptación del libro apresurada y reducida incapaz de aprehender el espíritu de la novela.

También lo intentó Alejandro Jodorowski, en un disparatado proyecto en el que iban a participar Moebius, Giger, Orson Welles y…..¡Salvador Dalí!. La banda sonora, como no, de Pink Floyd. Un desfase.

Dune

Hemos tenido que esperar hasta 2021 para que Denis Villeneuve nos regale una grandiosa película (de momento su primera parte) en la que, esta vez si, reconocemos la novela. Y se le hace justicia.

Posteriormente a la publicación de la primera novela, Herbert escribió “El Mesias de Dune” e “Hijos de Dune”, que cerraban la trilogía que inicialmente pensó el escritor. No tienen la fuerza narrativa de la primera, pero hacen que puedas aliviar el mono que te deja el final de aquella.

Pero si quieres saber más, quién es el Kwisatz Haderach, conocer los poderes ancestrales de las Bene Gesserit, pelear contra las legiones Sardaukar, probar la melange, vivir como un Fremen, probarte un destiltraje, corre a leer “Dune”. Luego ve al cine y déjate llevar por el viento del desierto de Arrakis.

Fernando Mora, director Casa del Libro Gijón

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